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Nos vemos por allí... 😉
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Foto de Bogdan Costin en Unsplash |
A ellos se les habían sumado tres duendes especialmente elegidos por el jefe duende: el primero de ellos, llamado Milwnor, era un individuo alto para su especie, muy pelirrojo y con los ojos casi grises. Llevaba unos quevedos y parecía más que un hombre de acción, una rata de biblioteca. Pero había hecho aportaciones interesantes sobre mapas y costumbres del mar (parecía tener una biblioteca en la cabeza en esos campos) y consideraron que, aunque, para ser duende era un individuo raro, debía ir en la expedición porque su conocimiento podía serles de utilidad.
El segundo, de nombre Gutron, era ancho de espaldas, tenía unas tremendas patillas y portaba una especia de maza al hombro de forma permanente. No parecía el individuo más sociable de los duendes, pero sí era lo suficientemente experto en el manejo de esa y otras armas como para que al Príncipe le interesara que les acompañara.
Aunque Lasánides no había conseguido tranquilizar a Frey Kaistos sobre las consecuencias de sentir la presencia de Awlin, el monje científico parecía un poco más tranquilo, pero no lo estaba del todo. Especialmente, no había ninguna ley científica que permitiera considerar la existencia de entidades incorpóreas. Pero no podía negarse a sí mismo que llevaba sintiendo su presencia desde hacía más de una década y que, de hecho, había sido él quien les había indicado algunos peligros en los últimos días. Sin embargo, su mente analítica no estaba muy conforme con la existencia misma de la entidad y, si era sincero consigo mismo, hubiera tenido una posición muy crítica con cualquiera que le hubiera dicho que sentía la presencia de una entidad como Awlin.
Ahora bien, el reconocimiento por parte de Lasánides, alguien que, desde luego, no era dado a miedos o a consideraciones supersticiosas sobre la realidad, de que también había sentido a Awlin, le había dejado algo más tranquilo. Ya no parecía tan absolutamente lunático el reconocer que podía hablar con la criatura.
Image by Alan Frijns from Pixabay |
El viaje a través de la Estepa del Viento del Este de Frey Rilaus, en compañía del Chambelán Astano y su guardia, estaba llegando a su fin. Había sido una semana muy dura por aquella vasta extensión de tierra, piedras, algún cactus y temperaturas extremas. Los soles por el día hacían que la temperatura se elevase y ni siquiera los chaparrones que caían en determinados momentos suavizaban la temperatura porque esa mayor humedad unida al calor hacían que viajar por aquella extensión fuera sofocante. Por eso, sólo podían viajar de noche, pero las lunas, que aportaban algo de luz al interminable paisaje inhóspito, no daban calor y las temperaturas bajaban bastante. Era ese contraste lo que hacía que los viajes fueran tan peligrosos por aquella zona, que tampoco era muy grande en extensión.
Foto de Christian Lue en Unsplash |
Pues allá vamos. Además, el relato debe tener menos de 350 palabras.
Andrasio se despertó con un gran dolor en el cuello. No había dormido bien. Sabía que había oído una conversación que le concernía pero se le había olvidado la mayoría de ella. Se dio un masaje con la mano derecha en el cuello, porque, aunque ya no le dolía prácticamente en ningún momento su brazo izquierdo, prefería no usarlo mucho. Su aspecto general también había cambiado: el pelo le había crecido y ahora tenía barba y bigote abundantes. Había pasado más de un mes y, aunque echaba de menos llevar el pelo con el corte reglamentario e ir sin barba ni bigote, tenía que aceptar que así era muchísimo más difícil que alguien de su vida anterior le reconociese.
Lo que le había quedado meridianamente claro es que le habían declarado culpable de un delito que no había cometido, lo que le decía dos cosas: era más que probable que el gobernador de la Gran Fortaleza de Tandras estuviera vivo (¡ese traidor!) y, además, era muy probable que, aunque se presentase a defender su inocencia, fuera condenado porque dudaba que quedase vivo alguien cuyo testimonio le pudiera favorecer. Al fin y al cabo, él había visto que el ataque no había tenido nada normal y que el Gobernador había asesinado al jefe de la Guardia, el Capitán que había osado enfrentarle porque no quería rendir la fortaleza sin luchar y, mucho menos, sin perder la batalla.
Foto de Jamie Morrison en Unsplash |
Decidió que estaba hambriento y se decidió a ir a cubierta a ver si podía tomar algo a aquellas tempranas horas de la mañana. Se puso un capote fino que le había dejado el capitán y salió del camarote. El barco aún estaba en silencio pero arriba en la cubierta empezaba a haber algo de movimiento. Vio al capitán pero no estaba solo. Junto a él había un hombre extraño, pero no por su apariencia que era normal, sino por la profundidad de su mirada. Conforme se fue acercando, ellos se callaron, pero pudo oírle la voz y la reconoció al instante: era el que tuvo la conversación con el capitán que no podía recordar en ese momento.
- Señor, los lobos os han seguido.
- ¿Cómo?
- Sí, hay unas criaturas muy grandes con forma de lobos que están fuera del tronco olisqueando. Llevan así un tiempo y en algún momento ventean pero parecen no saber a dónde ir a partir de este punto. Me figuro que los habéis visto antes pero que no los habéis despistado del todo. Espero que sepáis cómo hacerlo.
Image by Jevgeni Fil from Pixabay |
- Sí, no hace falta preocuparse, Grendoar. Hay alguien que confundirá nuestro rastro. Venía detrás nuestro y, si no podemos hacer nada nosotros, les llevará al río del Dragón Alado.
- Pues espero que sea fuerte y rápido.
- Oh, lo es. Es el más fuerte y rápido de nuestro grupo. Y dudo que ellos vuelen - dijo Nragar con su sonrisa enigmática.
Grendoar sonrió.
- Ah, entonces bien. Pero vamos a tener que hacer algo para que esas bestias olviden que este sitio existe y podamos seguir cuidando a los viajeros que precisen ayuda.
- Pídeselo a Malaban. Vamos a ver qué puede hacer.
A Grendoar le extrañó: le había parecido un hombre que se ahogaba en un vaso de agua. Nragar le miró divertido.
- Pero ¿no lo sabéis aún?
Foto de Linus Sandvide en Unsplash |
Continuaron por los túneles en el silencio que una comitiva así podía mantener. Esa comitiva cada vez era mayor: a las personas del Monasterio que había salvado Lasánides, había que añadir el Príncipe Erevin y la Orante, que seguía siendo "el embozado" para todos los demás, Frey Kaistos, Frey Tinodar, el hermano Jaryon, el comerciante Arturiano, los novicios Arbil y Elios, los perros molosos Uzi y Uzo y el búho mensajero. Y ahora también se les habían unido los duendes del vergel subterráneo. Un poco más adelante los túneles se unían y después volvían a separarse, dejando un área un poco más ancha, que aprovechó Lasánides para dar el alto a toda la comitiva:
- No hemos andado mucho pero sabemos que no nos persiguen por el momento. Falta poco ya para salir fuera y somos muchos, así que debemos esperar aquí a la noche para poder salir sin que nos detecten los guardias del chambelán y cosas peores que sé que han venido. Vamos a hacer tres grupos, cada uno de los cuáles tendrá una misión diferente.
Foto de Kevin Martin Jose en Unsplash |
Aquello, sin embargo, le interesaba muchísimo porque iba a lograr su verdadero sueño: rebuscar en el laboratorio de Frey Kaistos y llevarse todos los libros que allí había encontrase, sin supervisión de nadie. Para ello, encargó a tres novicios que fueran con él y trasladaran todos los que encontrasen a la biblioteca del monasterio. Una vez que comprobó que los habían sacado todos, sonrió, miró por la ventana y se sintió triunfador en una guerra en la que sólo él había participado. La diferencia entre ambos era clara: a Frey Kaistos sólo le interesaban los libros por el saber que contenían; Frey Sabelior los codiciaba por el poder de decidir quién los leía y quién no, de forma que al final decidía quién podía saber qué y quién no.
Así que ahora que, ni el Abad ni Frey Kaistos estaban ya allí para censurarle, él podía disfrutar con el poder de prohibir o no leer aquellos libros, siempre con el permiso de su Majestad Imperial, por supuesto. Pero le parecía que iba a estar poco interesada ya en aquel Monasterio, por lo que pensaba que iba a poder disfrutar de aquel poder durante el tiempo suficiente para satisfacer todas sus ansias.
Imagen de holgerheinze0 en Pixabay |
Malaban, Daval y Nragar habían salido indemnes, a pesar de haber estado a pocos metros de Slissas y de los lobos y osos del Señor de los Nigromantes. Nragar les había conducido a través del bosque en penumbra durante un kilómetro y, amparados por la espesura, les ordenó pararse y escuchó atentamente.
- No, no viene nadie siguiéndonos, pero debemos continuar siendo muy cuidadosos porque sobre todo Slissas, tiene un sexto sentido para detectar dónde estamos y siempre encuentra a quién mandar para comunicarlo.
- Lo sé. Y a mí me tiene un especial cariño desde que le pisoteé, -dijo Daval, con media sonrisa.
- ¿Hacia dónde nos dirigimos? -preguntó Malaban susurrando. Daval y Nragar lo miraron fijamente.
- Tenemos que ir hacia el oeste y luego subir por el Gran Río sin ser vistos. Para ello tenemos una barca de pescadores esperándonos.
- Debemos darnos prisa -dijo Daval.
- Tranquilo - dijo Nragar-. Es de noche y hay muy poco ruido: por eso, tenemos que ser lo más sigilosos posible, porque hay muchos ojos hostiles aquí. Y otros que no lo son pero no son partidarios de nadie, este enfrentamiento no les concierne y, por tanto, tampoco nos van a ayudar llegado el caso. Pero creo que vamos a llegar bien a nuestro destino esta noche...
Nragar encaminó la expedición, en medio iba Malaban y al final iba Daval. Nragar desenvainó la espada gigantesca que llevaba a la espalda por si acaso y fue olisqueando el aire. Siguieron andando a la luz de la luna sin oír un solo ruido durante toda la noche. Estaban cerca del final del bosque ya y Nragar simplemente se aproximó a un árbol, tocó el tronco y una puerta se abrió y les dejó pasar.
Un viejo roble. Imagen de RegalShave en Pixabay |
El resumen de la trama es sencillo: una chica, Bella, que vive con sus abuelos, pierde a su abuela, que muere de un cáncer. Unos días antes de eso, ha estado en una entrevista de trabajo para la Fundación Metzer. A pesar de que no es la candidata que los seleccionadores prefieren en primer lugar, como el candidato que sí lo estaba no se presenta, acaban llamándola para que entre a trabajar allí. El trabajo consiste en ayudar a niños con situaciones familiares complicadas a los que da clase.
Su abuelo la anima a que vaya a Las Vegas a celebrar que le han dado el trabajo y allí conoce a Nathan, un agente del FBI recién salido de la academia. Se enamoran y quedan en seguirse viendo.
Pero lo que no saben es que el hijo del fundador de la Academia Metzer es un psicópata: Mikel se ha enamorado de Bella a su manera totalmente enajenada, así que ha asesinado al otro candidato para que sea ella la elegida para trabajar en la fundación. También ha ido a Las Vegas y ve a Bella por la calle del brazo de Nathan en actitud cariñosa.
Aquello le enfurece y traza un plan para darla un sérum que está produciendo con nanotecnología que hace que la gente obedezca sus órdenes hasta límites insospechados.
El problema que le veo es, como se diría coloquialmente, "los buenos son muy buenos y los malos son muy malos" (quien la lea, verá que lo son hasta políticamente). Entiendo que se quiere hacer que el psicópata sea una pesadilla, pero la cuestión está en que personas así lo son, sea cuál sea su ideología política (recomiendo el blog español Criminopatía, para quien no lo conozca, con un podcast excelente en Ivoox, para convencerse de que la maldad y la psicopatía se dan, con independencia de las características de cada uno). Creo que, por eso, es un poco reduccionista esta novela y no accede a profundizar en los personajes. El único personaje realmente humano es el de Paula, aunque de trágica evolución: es la única que, siendo buena persona, comete un error, que es fiarse de Mikel y pensar que se ha enamorado de ella, algo de lo que él se aprovechará a conciencia.
¿Quiere decir que es muy mala? No, sirve para leerla una tarde de fin de semana, en lugar de ver la película de la tarde, especialmente si el lector es aficionado a los thrillers y a las historias sobre tipos duros del FBI, luchando contra los malos. Pero no es una historia que haga vibrar o que vaya a ser recordada como un clásico del género, al menos este primer volumen. Hay dos más, que yo sepa, en los que continúa la historia.
Una última nota: no he visto que esté en español.
Nota: 2,7.
Book Of Secrets by D.F. Hart
Este es el microrrelato escrito especialmente para la convocatoria juevera, de la que esta semana se ha encargado Neogéminis. Así que os dejo con el microrrelato... que es más bien una reflexión.
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Nunca podemos estar seguros de los mundos que contiene un libro. Es cierto que hay libros tediosos, como los que se refieren a materias que no nos gustan y, por tanto, nos aburren; o muy complicados y áridos, como señala la mayoría respecto de los libros de matemáticas avanzadas, teoría matemática del caos o física cuántica.