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01 junio 2024

El podcast de Historias y Relatos

A partir de ahora, voy a ir subiendo los capítulos a IVOOX, tanto por las personas ciegas como por todos aquellos que prefieren escuchar, por ejemplo, cuando van en el bus o el metro. Está subido el primero e iré subiéndolos poco a poco, según vaya teniendo tiempo. No lo incrusto aquí porque hay que poner avisos de cookies, lo vayáis a oír o no y me parece algo aburridísimo. También he dejado en la columna lateral la RSS del podcast, de forma que vayan saliendo directamente ahí los nuevos capítulos según los suba. 🎙️

Espero que lo disfrutéis, aunque no tenga yo voz de presentadora de noticias... 🤪

PS: Lo voy a colgar en Substack en la página del blog. Es mucho más sencillo que Ivoox y allí ya tengo lectores.

04 mayo 2024

Capítulo X: La narración del Abad

El Abad, sentado en el sillón verde del laboratorio de frey Kaistos, se inclinó un poco hacia adelante para empezar a hablar:

- Me vais a perdonar pero soy viejo y tengo que ordenar mis ideas. Así que voy a contar nuestra historia desde el principio. Los eruditos están de acuerdo en que no se sabe quiénes fueron los primeros gobernantes de la extensión que ahora ocupa el Imperio. Ahora bien, sí sabemos que desde antiguo hubo ciertos pobladores que vinieron aquí desde las amplias estepas del Este, que se desplazaron hasta las tierras del oeste, lejos de las montañas de las nieves perpetuas del noreste y que acabaron formando varios reinos. El más importante de ellos fue el reino sinardo que primero estuvo en el noroeste pero que poco a poco fue extendiéndose hacia el este y el sur. Fueron ellos los que fundaron la ciudad portuaria de Kalistos, que acabaría siendo su capital.

Awlin, desde su escondite en la lámpara del techo, se dio cuenta de que no tenía ni una pizca de sueño. Estaba concentrado en lo que estaba diciendo en el Abad y, por una vez, sintió que se olvidaba incluso de las inquietudes sobre sus propios orígenes.

El Abad, se pasó la mano por la frente y miró hacia arriba para después continuar:

- Como sabéis, ese pequeño reino sinardo es la base del Imperio que conocemos hoy. Los comentaristas de los antiguos textos, escritos a veces de forma bastante tosca, nos dicen que se trataba de un terreno montañoso y orogáficamente complicado, con clima muy frío y con condiciones difíciles, hizo a la población fuerte, ruda, rebelde y tenaz. Aunque ha habido personas (esencialmente críticos al actual Imperio) que han dudado de dichas características, ningún hecho concreto nos hace dudar de que esa fuera su verdadero carácter. Las crónicas de sus primeras beatitudes (que es como se llamaba a los antiguos eremitas que vivían en pequeñas construcciones suspendidas en las montañas) nos muestran a personas que, con pocas posibilidades y recursos, levantaron verdaderas arquitecturas de montaña, más complicadas y fuertes a medida de aprendían cuáles eran las características de los materiales con los que las hacían. 

17 abril 2024

Capítulo V: La recuperación de Lasánides


El guardián había vomitado reiteradamente durante más de dos horas. El cuerpo le había temblado por la fiebre y su calva estaba cubierta de un sudor frío. El monje lo miraba con preocupación: le había puesto sucesivas toallas en la frente mojadas en agua fresca para intentar bajarle la fiebre, pero, en general, su estado no había mejorado mucho.

Había intentado averiguar qué era lo que le habían dado pero había dos ingredientes por lo menos que desconocía: aquello quería decir que lo habían traído desde algún lugar lejano porque estaba muy familiarizado con las plantas dentro de las fronteras y  no se parecían a ninguna de ellas.

Mientras pensaba se estiraba un mechón de pelos  de la barba: era evidente que algo muy grave había pasado aquella noche y ahora además, la criatura del sótano estaba muy nerviosa: no sabía qué había pasado pero tenía que haber sido realmente grave para poner al único guardia (aunque fuera formidable) en aquel estado. Pocos podían detectar que algo había pasado pero había percibido a la criatura desde que llegó al convento hacía ya 16 años y acababa por detectar sus estados de ánimo.

Recordó el momento en el que recién terminados sus estudios, tanto reglados como complementarios, en el Gran Monasterio de Os, llegó a este, bastante más pequeño: la medicina era su fuerte pero durante aquellos años había aprendido otras cuestiones que le habían sido de mucha ayuda en el monasterio y fuera de él, principalmente lo relacionado con la mezcla de plantas y sus efectos en la salud, y otros que le aburrían sobremanera, como protocolo y genealogía. Sin embargo, había comprendido pronto que, aunque le aburrieran, y debido a la posición de su Orden dentro del Imperio, esos conocimientos le eran necesarios.

16 abril 2024

Capítulo IV: La pesadilla del guardián calvo

La entidad, asustada como estaba, tardó aún un rato en salir de su escondite y, cuando lo hizo, fue con mucha cautela porque su "encuentro" con la serpiente le había confirmado que era mucho más que su terrorífico aspecto.

Se pegó a la pared como si quisiera fundirse con ella de forma que pudiera percibir con mucha más nitidez todo lo que pasaba y se dio cuenta de que el gato, después de terminar su festín, dormía plácidamente. Al menos, había alguien a quien su encuentro con la serpiente no le había modificado su vida. "Al menos de momento", oyó dentro de sí. Y tuvo que asentir.

Siguió moviéndose con cuidado a través de los túneles, sin necesitar luz alguna a través de la interminable oscuridad y sintió que la monstruosa serpiente estaba ya cerca de la nave principal. Pronto descubriría lo que había pasado... y sabría que había estado en lo cierto cuando pensó que había alguien más y que ese alguien no era un simple gato.

Así que intentó moverse un poco más deprisa pero aún así no estaba nada seguro de qué estaba pasando y eso era lo que le preocupaba más de todo. Tampoco creía que el calvo fuera a solucionar nada, ni siquiera siendo grande, fuerte y musculoso como era (aunque le llamaba gordo a veces para reírse de él, no era realmente así y ni siquiera era alguien de quien debiera reírse, pero le apetecía simplemente). Aquel calvo había protagonizado hazañas que eran de dominio público, razón por la que todo el mundo se había sentido sorprendido de que fuera a vigilar aquel templo. Sí, es cierto, los monjes que lo habitaban eran importantes en aquel territorio, pero allí iba a tener pocas ocasiones de luchar contra gente realmente despreciable... O eso era la creencia generalizada.

14 abril 2024

Capítulo II: En el túnel de los dos ojos / In the two-eyed tunnel


La entidad que vivía en los sótanos del templo se deslizó por la red de túneles que conocía tan bien hacia el dormitorio del guardián. Arriba, no percibía nada más que el silencio. Parecía que la otra entidad había desaparecido aunque después de sentir su presencia y el miedo que había experimentado, aquella falta de ubicación de aquel ser en aquel lugar que conocía tan bien, lo preocupó aún más.


En el fondo la criatura de los sótanos era más juguetona que otra cosa, aunque su impulso territorial le impelía a actuar como había hecho: si eras desconocido, era mejor que no invadieras lo que consideraba que eran sus dominios. Pero su intención no era hacer daño, sólo defender lo que había sido su casa desde el inicio de la Segunda Época.

Llegó a un túnel donde el camino se bifurcaba y volvió a sentir el mismo terror que antes. La sensación fue tan fuerte que entendió el nerviosismo de los asaltantes humanos al no estar seguros de a lo que se tenían que enfrentar. En el túnel del lado izquierdo, una luz mortecina empezó a hacerse notar. La entidad sabía que aquella luz no había estado nunca allí: aquel túnel era oscuro incluso cuando los soles resplandecían en un verano caluroso porque hasta aquella profundidad poca luz llegaba. 

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