04 mayo 2024

Capítulo X: La narración del Abad

El Abad, sentado en el sillón verde del laboratorio de frey Kaistos, se inclinó un poco hacia adelante para empezar a hablar:

- Me vais a perdonar pero soy viejo y tengo que ordenar mis ideas. Así que voy a contar nuestra historia desde el principio. Los eruditos están de acuerdo en que no se sabe quiénes fueron los primeros gobernantes de la extensión que ahora ocupa el Imperio. Ahora bien, sí sabemos que desde antiguo hubo ciertos pobladores que vinieron aquí desde las amplias estepas del Este, que se desplazaron hasta las tierras del oeste, lejos de las montañas de las nieves perpetuas del noreste y que acabaron formando varios reinos. El más importante de ellos fue el reino sinardo que primero estuvo en el noroeste pero que poco a poco fue extendiéndose hacia el este y el sur. Fueron ellos los que fundaron la ciudad portuaria de Kalistos, que acabaría siendo su capital.

Awlin, desde su escondite en la lámpara del techo, se dio cuenta de que no tenía ni una pizca de sueño. Estaba concentrado en lo que estaba diciendo en el Abad y, por una vez, sintió que se olvidaba incluso de las inquietudes sobre sus propios orígenes.

El Abad, se pasó la mano por la frente y miró hacia arriba para después continuar:

- Como sabéis, ese pequeño reino sinardo es la base del Imperio que conocemos hoy. Los comentaristas de los antiguos textos, escritos a veces de forma bastante tosca, nos dicen que se trataba de un terreno montañoso y orogáficamente complicado, con clima muy frío y con condiciones difíciles, hizo a la población fuerte, ruda, rebelde y tenaz. Aunque ha habido personas (esencialmente críticos al actual Imperio) que han dudado de dichas características, ningún hecho concreto nos hace dudar de que esa fuera su verdadero carácter. Las crónicas de sus primeras beatitudes (que es como se llamaba a los antiguos eremitas que vivían en pequeñas construcciones suspendidas en las montañas) nos muestran a personas que, con pocas posibilidades y recursos, levantaron verdaderas arquitecturas de montaña, más complicadas y fuertes a medida de aprendían cuáles eran las características de los materiales con los que las hacían. 

Awlin miró al perro. Uzi, estaba tranquilamente tumbado a los pies de Frey Kaistos y sólo alguna vez alzaba un poco una oreja intentando oír algo. Pero no parecía que hubiera nada que le inquietase, así que seguía con tranquilidad tumbado, casi inerte en el frío suelo de piedra. Después miró al búho mensajero, que estaba mirando con aquellos ojos inexpresivos, aunque no se movía. No creía que le hubiera descubierto pero con esos animales nunca se sabía. La tranquilidad que se respiraba en aquella habitación casi parecía irreal después de la noche que habían pasado.

- Con el tiempo, la fuerza expansiva del reino sinardo hizo que empezara a conquistar territorios que, o bien no pertenecían aún a ningún otro potentado, como así pasó con el área de los tres ríos en el centro del territorio, lugar muy accidentado que no era, en principio interesante para nadie; o bien ganaron a otros nobles y ocuparon sus territorios de manera más o menos violenta. Por las crónicas sabemos que algunos de esos territorios aceptaron de buen grado la ocupación como el gran ducado de Anirándina, en el suroeste, mientras que otros se opusieron y la conquista fue dura y complicada como pasó con la del condado de Tandras en la isla situada en el Océano de Kalistenin, al sureste de la Península que constituía el terreno del Imperio

El hombre alto y fibroso habló entonces:

- Ese condado aún existe y por lo que me han dicho en el viaje hasta aquí, está bajo ataque.

- , dijo el Abad, un arquero nos ha avisado

El hombre asintió, pero no dijo nada más así que el Abad continuó.

- Hace 500 años los territorios se unificaron en un solo reino, en la persona de Rainigen II, rey de Sinardia. Pero en ese momento aún no era un Imperio. Sin embargo, tras el ataque de las gentes del mar que vinieron del Oeste, hace 273 años, el rey Gironliano IV se proclamó emperador y desde ese momento, hasta el día de hoy, ese Imperio ha resistido intrigas, ataques e incluso guerras como la que nos enfrentó al reino fronterizo de Esmedriania al este hace más de 125 años. Sin embargo, la victoria hizo que, aunque siguiera siendo independiente, no haya intentado ningún otro ataque, que sepamos, por el momento.

 

Awlin miró por la ventana y vio a Frey Sabelior mirar hacia arriba. Sin embargo, no vio a nadie en el balcón, así que debió suponer que no había nadie y siguió hacia la parte posterior del recinto. Suponía que iría hacia los establos, aunque conocía la aversión del monje cascarrabias a los animales. El perro y el búho seguían tranquilos, así que no debía ocurrir nada de gravedad

- Así llegamos al momento actual. Como sabéis, nuestro emperador, Toringen III, acaba de fallecer. El problema que se plantea es grave porque la viuda es ambiciosa y, como muchos pensábamos, sólo estaba esperando a que su marido falleciera para intentar usurpar el trono al verdadero heredero. Pero creo que ahora debe seguir Arturiano que lo sabe mucho mejor que yo.

Awlin no entendía por qué el Abad daba paso al sinardo, pero decidió que aquello era demasiado interesante como para dejar de escuchar, sea quién fuera el que hablara...

- "Como sabéis, aunque estudié en el Gran Monasterio de Os, nunca tomé órdenes y me dediqué al comercio. Aunque mi hogar siempre será la casa familiar en Kalistos, mis viajes me han llevado por todo el territorio del Imperio e incluso alguna vez he pasado las fronteras para comerciar en los reinos vecinos. Durante los últimos meses, sin embargo, los viajes han sido muy accidentados y no he sido el que más ha perdido en diversos ataques. Tenéis que saber que una de las rutas más productivas es la que va desde la ciudad portuaria más importante del sudoeste, Esdáloren, pasa por el complejo del Monasterio de Nirania en el centro y llega hasta la ciudad portuaria del Sudeste, Mirándomir y desde allí en barco, continúa hasta la ciudad de Karas, en la isla del Condado de Tandras. Los comerciantes de esa isla viajan lejos por el Océano Minádrico, obteniendo muchos mercancías raras que se venden bien aquí. Pues bien, uno de mis empleados, que dirige desde hace muchos años, esa ruta fue asaltado por piratas en el mar. Se defendió bien, pero perdió parte del pedido en la refriega.

Es evidente que no he venido aquí a hacer un recuento de las pérdidas que llevamos estos últimos años, mucho más cuantiosas que normalmente, sino por algo que oyó cuando, habiendo cogido presos a algunos de los atacantes, hacían el camino de vuelta.

Para entender lo que dijo, es preciso volver atrás, a la primera boda del Emperador recientemente fallecido, Toringen III".

Se levantó y empezó a pasear arriba y abajo por la habitación. Cualquiera podía entender que estaba nervioso.

- "

 

Cuando el emperador era joven se enamoró perdidamente de Eberalda de Esmingen, la heredera de un rico principado del norte y decidió casarse con ella. Las crónicas, el Abad me corregirá si me equivoco, dicen que el amor fue correspondido por ella y que fueron una pareja feliz desde el primer momento. La boda se celebró en la capital, Oberania, y los festejos posteriores duraron varios días. La alegría de los cónyuges fue completa cuando nació su heredero, un niño fuerte y robusto, a quien llamaron Everingen.

La Emperatriz volvió a quedarse embarazada, pero en las fiestas en honor al padre de Toringen III, Rotigraldo IV el Amable, su caballo se encabritó. El Emperador le había dicho que no era necesario que ella se montara a caballo, pero a ella siempre le había gustado y aquella era una ocasión especial. Así que, el caballo la tiró y murió casi al instante, dejando un marido desolado y un país entristecido. Pero sobre todo a un hijo de muy poca edad que nunca conocería realmente a su madre. He pensado mucho en ello, desde que soy padre de familia y sé lo que supondría para cualquier familia la pérdida de uno de los progenitores.

La corte es un imperecedero pozo de rumores: quien no los siembra, los disemina o se los cree, pero siempre hay alguien en cualquiera de esos estados. Y no siempre son los mismos. Fue entonces cuando se señaló que la caída de la Emperatriz no había sido accidental sino que alguien la había asesinado. Por supuesto, nadie en la Corte se tomó aquellos rumores con seriedad".

Awlin escuchaba lo que estaba diciendo el comerciante y aquello le parecía todo muy familiar. Había algo que no dejaba de considerar y es que le parecía que él ya lo había vivido todo aquello, pero no sabía por qué. Miró fuera de la ventana y volvió a ver que pasaba Frey Sabelior y miraba de nuevo justo para donde él estaba. Le dio ganas de sacarle la lengua si hubiera tenido, pero luego pensó que volvía de los establos y no se había ido a ninguna parte. Volvía entonces a la biblioteca, parecía ser.

- El Emperador estaba destrozado pero aún así no entendió que hubiera habido ninguna mala intervención, así que rechazó los rumores y continuó con los rituales del luto por la Emperatriz. No dio orden de investigar los hechos y simplemente se entregó a los deberes del cargo.

A los tres años de aquello y cuando parecía que el Emperador no estaba interesado en volver a casarse anunció su compromiso en la Fiesta primaveral de los Claveles con la condesa Abalina de Tandras. Aquello extrañó sobremanera a todos porque nunca había estado bien considerada en la corte su familia: eran demasiado ... ambiciosos. Se rumoreaba que siempre habían querido derrocar a la Casa de Benaltres, reinante en el Imperio desde que se proclamó emperador Gironliano IV.

Sin embargo, el matrimonio fue feliz, tuvieron cuatro hijos y nunca en estos años hubo motivos, al menos que supiéramos los que estábamos alejados de la corte, para sospechar de ella. Pero justo ahora después de la muerte del Emperador, los hijos de Abalina declaran la guerra al heredero Everingen.

El hombre alto, enjuto y fibroso se levantó entonces y dijo:

- Creo que la continuación de la historia me corresponde a mí contarla. -dijo y miró directamente a Arturiano-. Hay algo que no sabe, comerciante. No todos los hijos de mis padres están a favor de esta guerra civil

- Usted ha dicho "de mis padres" - dijo Frey Kaistos.

- Sí, Frey, conocemos su fama en la Corte. Dije mis padres porque efectivamente, el Emperador Toringen III, recientemente fallecido y la Emperatriz Abalina son mis padres, pues yo soy Erevin, duque de Golondin, y estoy aquí para reunir apoyos , aunque parece que llego tarde porque ya ha estado aquí el chambelán imperial Astano.

Awlin estaba conmovido. Nunca hubiera supuesto que aquel hombre enjuto y rudo y de una expresión tan enojada fuera un príncipe imperial. 

Todo el mundo se arrodilló ante el Príncipe Imperial, pero él, con un gesto, les indicó que volviesen a sus asientos. Entonces comenzó a contar su historia... 

Capítulo X: La narración del Abad por Mercedes

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La imagen 1 está tomada de aquí.

La imagen 2 representa a Ute y Ekkegard, margraves de Meissen, en la Catedral de Naumburgo (Alemania). Más información aquí .

Chapter in English here.

2 comentarios:

  1. No dejas de sorprendernos en esta historia, Mercedes.
    El relato de la historia de esa cultura y civilización lo has culminado con un giro inesperado al final.
    Un fuerte abrazo :-)

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    Respuestas
    1. Hola Miguelángel,
      De eso se trata, de sorprender al lector con una historia que además tenga sentido, a pesar de la fantasía. 👻
      Culminación ... de este capítulo... que hoy empiezo a corregir el 18.🖋️📖
      Abrazos.

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